sábado, 20 de octubre de 2012

Tendré todo el tiempo del mundo cuando te hallas ido. Cuando las calles no me lleven hasta tu puerta o cuando ya no sea capaz de aborrecerte más. Aposte por una vida llena de noches acurrucados y días eternos a tu lado. Guarde mi orgullo con la ropa de invierno y olvide las veces que puse mis ilusiones en manos de un ''ese chico no te conviene''. Y aún no lo entiendo, cómo pude ser tan vulnerable al vaivén de tus  rarezas y a esa manera de hacerme sentir. Pero se acabo. Ya es hora de buscar otras metas y de encontrarme a mí. 








   Hay personas que funcionan mejor como cicatriz.

martes, 16 de octubre de 2012






La sombra de su cuerpo se hacía imperceptible ante tanto movimiento. Su pelo parecía enredado en un tornado de viento mientras sus manos se hundían bajo el calor de la alegría. Todo lo que en aquel momento recorría su mente era bueno. No había ni un ápice de maldad, de rencor, ni siquiera de tristeza. Todo se basaba en seguir ese vaivén hasta estallar y, luego, descansar. Hacer de la cama el paraíso, hacer de su soledad un lugar para dos. 

viernes, 6 de julio de 2012

@TingaTuMais

-En momentos de silencio, tu nombre es todas las palabras.


-Quédate con quien sea tu mejor lugar del día.


-Dueles en lugares que no sabía que ocupabas.


-Lo bueno es que escribiendo no tiembla la voz.


-Seré breve: Eres.


-Soy todos tus laberintos si me encuentras.


-Siempre permanecías. Quizá por eso insistías en irte.


-Dentro de su voz cualquier palabra también es oasis.

sábado, 24 de marzo de 2012

En horas de insomnio

Me voy de aquí, no quiero más oírme; 
de mi voz toda voz suéname a eco, 
ya falta así de confesor, si peco 
se me escapa el poder arrepentirme. 

No hallo fuera de mí en que me afirme 
nada de humano y me resulto hueco; 
si esta cárcel por otra al fin no trueco 
en mi vacío acabaré de hundirme. 

Oh triste soledad, la del engaño 
de creerse en humana compañía 
moviéndose entre espejos, ermitaño. 

He ido muriendo hasta llegar al día 
en que espejo de espejos, soy me extraño 
a mí mismo y descubro no vivía.

     
                                                                                
                                           Miguel de Unamuno